
No hay cielo sobre Berlin
Libros que cuestan menos de diez euros, en papel, Kindle o iPad.
Libros prestados, de la biblioteca y de amigos.
Y caprichos, porque de vez en cuando, es imposible evitar las tentaciones.
Dos mudanzas en dos años y un presupuesto ajustado me han llevado a escoger con cuidado las compras de papel y a disfrutar leyendo libros ajenos. De hecho, he descubierto que los ajenos aún son mejores que los propios, porque duele menos dejarlos a medias si no me gustan.
De todo ello tratará el blog de la Editorial Minis y quería empezar con una lectura muy especial: el libro que más me gustó de los que leí en 2014. Me lo prestó mi amiga Ainhoa, quien me dijo que era buenísimo. ¿Hay mejor aliciente para empezar a leer? Aquella misma noche me encontré devorando No hay cielo sobre Berlin sin poder apagar la luz hasta llegar al capítulo final, una vez terminada la Segunda Guerra Mundial y cuando mi reloj marcaba las dos de la madrugada. Leía y leía sin parar. Y a veces, lloraba. El libro narra en primera persona las vivencias de la autora, Helga Schneider, cuando tenía entre cuatro y diez años y vivió la guerra en su Berlin natal. Ya de pequeña, Schneider se rebeló contra la obediencia ciega, contra el nazismo y contra Hitler (su madre le abandonó por el Führer, ahí es nada). Leerlo fue una revelación porque su lectura llena de contenido esa frase de “no hay ganadores en una guerra”. Nos enseña cómo vivieron la Segunda Guerra Mundial las mujeres, los niños y los ancianos alemanes. Es decir, los adultos pronazis que no estaban en el frente ni dirigiendo campos de concentración, y sus hijos y nietos, unos niños que imitaban el descabellado comportamiento de los adultos. Hambre, angustia, miedo, desolación, desamparo, locura. La guerra, desde un punto de vista que no conocía y que también resulta sobrecogedor.
No hay cielo sobre Berlin fue publicado en 2004 por Ediciones Salamandra, debía tener un coste estimado de unos 18 euros. Creo que ya está descatalogado, pero se encuentra en muchas bibliotecas públicas. Si algún día te lo encuentras, no dudes en cogerlo prestado.